viernes, 25 de octubre de 2013

La Construcción de un Espejo Cambiante / The Construction of a Changeable Mirror.

¿cuántos soy? ¿quién es yo? ¿qué es este intervalo que hay entre mí y mí? Fernando Pessoa, libro del desasosiego.

desde hace más de cinco años, adriana bianchi repite, obsesivamente, un mismo ritual: fotografiarse junto a parejas de novios el día de la boda. Su estrategia consiste en representar el rol de intruso que interrrumpe un acto al que no ha sido invitado. "Me voy a sacar una foto con ustedes, dále, después te cuento". Así comienza su acción, pero el motivo que la justifica no es entendido o, en todo caso, no "cierra". Nadie, salvo la artista, sabe por qué ha decidido autorretratarse en medio de los protagonistas de un día memorable, interviniendo en un lenguaje altamente codificado: el de la foto social que fija para la posteridad una pose de felicidad ideal.
Si las fotoperformances Happy Weddings/Autorretrato son acciones enigmáticas para el invitado casual, para la artista resultan ser acciones abiertas, ya que es imposible predecir la influencia que sobre ella ejercerá cada nueva circunstancia, las sutiles diferencias de ánimo y de actitud motivadas por los cambios de acompañantes y por el paso del tiempo.
Bianchi concibe su obra como un work in progress, rigurosamente fechado, y al hacerlo quiebra el concepto tradicional del retrato como situación espacial de condensar el <alma>.
No hay, en este caso, condensación sino diseminación de la identidad en una larguísima secuencia temporal.
La sucesión de autorretratos "de a tres" pone de manifiesto la ilusión de lo Uno. La identidad es sólo aceptada como suspensión, como intervalo a ser llenado con la presencia del Otro, un espejo cambiante que la artista constituye para verse a sí misma. Todo es parte de un mismo juego de espejos que también reflejan al espectador cuando asume el rol de testigo final, testigo de testigos. Es él quien, al ingresar en un singular teatro de miradas, debe destejer la intrincada trama de relaciones que teje la artista -testigo de un hecho social y cada invitado-testigo de la acción individual que ella programa.
De la fotoperformance Bianchi pasa al calco sobre vidrio de los contornos del trío fotografiado y a la proyección sobre tela de diferentes siluetas. Surgen así pinturas en las que las líneas se entrecruzan y se superponen a los planos de color (verde) que representan la figura de la artista. De esta manera, se subraya el desvanecimiento del límite de lo propiamente individual bajo la influencia de una comunicación efímera. Paralelamente, una inagotable galería de rostros fantasmáticos anónimos destaca la presencia reiterada y protagónica de la artista. Es el protagonismo de la lucha por ser en primera persona, sin olvidar que es el Otro quien afirma nuestra existencia y quien así nos constituye. Elena Oliveras (miembro de la Asociación Argentina e Internacional de Críticos de Arte).

No hay comentarios:

Publicar un comentario